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miércoles, 1 de agosto de 2007

Poetango de Villa Soledad

De la obstinada mano del llamador de bronce
detenida en el tiempo sin puerta y sin destino
y del patio de adentro del silencio
y de la profundidad de los embarcaderos
donde aguardan los sueños aún no soñados,
la sutil llamada de los niños terribles
y la gaviota extraviada, golpea
con su ala de sombra la puerta del día,
viene el Olvido y se sienta a descansar.

Al mundo también lo forman los embarcaderos solitarios;
escucha: el joven viento arrastra
un distraído guante, el invierno,
y el extraviado telegrama que pregunta por alguien,
hace años acunado donde habita la bruma,
en el punto en que suben y bajan las mareas.

A él también lo forman las gaviotas fraternales
y las coristas muertas tras el telón caído
del teatro que antaño alborotó el suburbio.
La novia desahuciada cubierta de rocío,
las estatuas clamando por sus antiguas voces
y el boliche esfumado del poniente
donde murió de asma el último organito,
mientras llegan del fondo del arrabal de lluvia
los gritos salvajes de las parturientas.

El mundo también lo forman los niños terribles
y el corazón redondo de las veletas que ellos aman
y los poemas que yo amo, y nunca escribiré.

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN (1905-1974)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bien la página.
A decir verdad desconfio de los que dicen que no ven tv ni le gusta el
futbol, etc. Es un grande y grave indicador que se la pasan en internet!!!
Está bien. voy a ir viendo la actualización de contenidos!