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lunes, 7 de marzo de 2011

El día que la Patagonia pudo ser brasilera

En la ventosa soledad austral, la ciudad de Viedma no existía y Carmen de Patagones apenas era un fortín. El país recién se había independizado hacía escasos diez años y meses. El Imperio brasilero se había anexado Uruguay como provincia "cisplatina" (o sea: aquella que ya tenían de su lado del río) y bloqueaba al puerto de Buenos Aires. El Carmen entonces empezó a reunir algunos corsarios al servicio local, así como sus botines. Viendo Brasil que barcos repletos de esclavos eran capturados y su mercadería desperdiciada por los argentinos que una vez en tierra los liberaban, decidió enviar una flota armada al mando del capitán inglés James Shepherd para apoderarse del único puerto criollo. Así comenzó la poco recordada invasión brasilera a la Patagonia.
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El Carmen, siendo una pequeña colonia aislada y desprotegida, debía ser un flanco fácil para el Imperio. Levantada hacía menos de medio siglo en la orilla norte del río Negro, estaba a 30 kmts de su desembocadura en el Atlántico. Capturándola, Brasil dejaba a nuestro país sin puertos, inmovilizaba a los corsarios y amenazaba a Buenos Aires también desde el sur, encerrándola más. Por esto llegaron sorpresivamente el 24/2/1827 con casi 700 tropas en 4 naves a nuestras playas, donde apenas teníamos 4 cañones que frenen el acceso río arriba hacia el fortín, donde casi 100 hombres hacían toda nuestra infantería. Debía ser el inicio de una operación triunfal para la corona brasilera.
Con bandera extranjera para disimular sus malas intenciones, las naves pretendieron ingresar al río. La corbeta en que venía Sheperd no pudo: su gran calado la hizo quedar varada ahí nomás. Algunos que pudieron desembarcar lo hicieron en el margen sur, sin conseguir allí ni siquiera alimento. Dos naves pudieron flanquear la entrada al río, pero luego una quedaría varada. Se decidió que el grueso de la tropa marchara por tierra a tomar el fuerte, al que llegaría la flota simultáneamente. Pero el camino no era una larga playa precisamente, sino que estaba interrumpido por espinosos matorrales y considerables barrancas, así que debieron dar un gran rodeo que por momentos los extravió. Esto dio tiempo a que algún criollo viera rastros sospechosos, y pronto El Carmen se aprestase a la defensa contra un enemigo misterioso pero mayor.
Capacitados eran 70, pero todos los pobladores se ofrecieron para la acción. Se tomaron los cañones de un barco en reparaciones para dejarlo en posición de tiro, y para que parezca mayor la cantidad de tropa, en lo alto del muro se parapetaron mujeres armadas vestidas como hombres, entre niños y ancianos camuflados de milicianos e improvisados muñecos de ropa, madera y demás materiales, que hacían creer al invasor que estaban ante cientos de soldados. Con los vecinos y gauchos, también voluntariamente se alistaron los negros que en esos extraños parajes habían conocido y recuperado la libertad.
Si los brasileros venían al Sur abrigados, el clima tocó caluroso, y las 24 hs que caminaron sin beber una gota y comiendo en seco carne salada hizo el resto. Encima los oficiales eran transportados en hombros por los soldados, y así, al amanecer llegaron al cerro, viendo que el fuerte los esperaba con numerosos defensores en sus muros y que en el río no estaban sus barcos. Decidieron retroceder para descansar y esperar las naves, pero paralelamente unas decenas de criollos habían salido a juntar los caballos de los alrededores para llevarlos al poblado, y cuando arreaban al galope más de mil cabezas de ganado, éstas cayeron sobre el enemigo cual sorpresivo ataque de caballería. Asustados los imperialistas abrieron fuego, y los paisanos, que en la polvareda eran mucho menos de lo que creía el enemigo (que no tuvo tiempo de imaginar la realidad), también dispararon. Quizo el destino que el alcanzado por una de esas balas fuera el propio Shepard. Sus tropas desesperadas se rindieron cuando su único escape - a través de áspera vegetación nativa- fue incendiado por los gauchos.
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500 soldados disciplinados del Imperio claudicaban ante 70 pobres patagones, en su mayoría granjeros, comerciantes y artesanos" dirá Hudson más tarde. Arreados ahora ellos por los patriotas, era tal la sed que los agobiaba que al llegar a una barranca junto al río se arrojaron exasperados a él entre empujones, muriendo ahogados y pisoteados quienes iban delante. Más tarde, encerrados ya los prisioneros, llegó el primer barco brasilero, pero encalló. Los lugareños le disparaban desde la orilla y muchos invasores al notar que quienes fueron por tierra habían sido derrotados, se arrojaron al río, mientras los patagones se lanzaban a desarmar el barco para aprovechar su madera, tan preciada en esos áridos parajes. Al resto de su flota la rindieron nuestros corsarios. Era el 7 de marzo de 1827.
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Este 7 de marzo de 2011 es feriado en Argentina, pero no por esto, sino para que los carnavales recuperen protagonismo como en Brasil. El turista que pasa por Carmen de Patagones y ve la iglesia junto a la plaza central, difícilmente sabe que a los costados del altar aún cuelgan dos enormes y antiguas banderas brasileras, el trofeo que guardaron los lugareños de la gesta de sus ancestros.

7 comentarios:

Fede dijo...

Realmente, admiro tu laburo. Increíble como desempolvás estos hechos históricos perdidos en algunas pocas bibliotecas.

Felicidades Selec.

Canoso dijo...

Muy buen artículo.
Bueno, yo conocía esta historia (sin tanto lujo de detalle, claro) porque estuve en la iglesia de Carmen de Patagones y vi las banderas.
Abrazo!

Nick Risaro dijo...

No conocía la historia, de hecho nunca estuve por aquellos pagos.

Gracias por divulgarla y feliz feriado!

Fender dijo...

Vengo recopilando estas historias con algún fin, así que esta va para el Google Doc que tengo sobre "pueblitos del sur que pelearon una (o más) batallas".
Mil gracias (será debidamente citado, ofcors).

Viejex dijo...

Gracias UnSer, no recuerdo haber oido jamás esta historia. Anduve curioseando por ahí y encontré una crónica que a primera vista me parece bastante detallada en http://www.lagazeta.com.ar/patagones.htm
¿De que fuente la tomó usted?

fdelcampo dijo...

¡Qué bueno! No tenía idea que había pasado eso. Gracias por desasnarnos.

Iván Dawidowski dijo...

Una buena historia, contada de una muy buena manera. Disfruté mucho leyendo este post.