Seguramente el público de Cartoon Network conocerá a los personajes de la serie animada Un show más (Regular show): un mapache llamado Rigby y un pájaro azul llamado Mordecai, ambos cuidadores de un parque. El autor J. G. Quintel decidió representar sus propios años mozos en el ave a la que dio nombre bíblico: Mordecai (en español, Mardoqueo) fue un judío cuya aparente irreverencia hacia un ministro en tiempos de dominio persa casi lo lleva a ser ejecutado, y que sin embargo logró dar vuelta su suerte cayendo en gracia al Poder a la vez que salvaba a su propio pueblo, para quienes creó la todavía vigente fiesta de Purim, y todo sin traicionar sus principios.
Pero lo que quiero comentar aquí es de qué pájaro se trata el dibujo, pues no es fantasía pura, sino que está inspirado en una especie real a la que los norteamericanos llaman
blue jay, y cuyo nombre científico es
Cyanocitta cristata. Ésta es una de las dos especies de su género, exclusivo del hemisferio norte de nuestro continente, y perteneciente a la familia Corvidæ, la cual está presente en casi
todos los países del mundo exceptuando Chile, y representada en el Nor-Noreste argentino por tres especies de urracas. Pese al parentesco, no debe confundirse la que aquí llamamos urraca azul con el
blue jay de América del Norte, pese a que la traducción del nombre vulgar resulte la misma.
.
.
Mordecai es pues un arrendajo azul, color que en el ave es estructural y no por pigmentos, dependiendo entonces de cómo le dé la luz. De tradición monógama y alimentación omnívora, puede destruir nidos y competir agresivamente con otros cuando se trata de comida. Aunque su
distribución no llega a Los Ángeles, allí lleva su nombre una calle que inspiró a George Harrison para una
canción de The Beatles. En Toronto en cambio el azulejo no sólo es un pájaro de la zona sino también un
equipo de béisbol.
.
Así como este passeriforme del Este de EEUU protagoniza un dibujo animado de su país con llegada al mundo, un ave no passeriforme de
su territorio sur (aquél que alguna vez fue de México) cumple un rol similar en otra obra más antigua del rubro. Con
Wile E. Coyote & the Road Runner, la
Warner Brothers reversionaba la clásica persecución de gato y ratón, pero con un coyote y un
correcaminos. El autor fue Chuck Jones, creador poco antes de Pepe Le Pew y de Marvin el marciano, y siempre recordable por sus trabajos en
Looney Tunes y
Merrie Melodies, animando personajes entrañables como Bugs Bunny, el pato Lucas, Porky, el gato Silvestre, o Tom & Jerry.
.
.
El correcaminos y su contrincante solían aparecer en cada episodio con algún falso nombre científico. Así, el plumífero podía llamarse Accelerati incredibilus, Supersonicus tonicus, Ultrasonicus adinfinitum, Velocitus incalculus, etc. Sólo en el capítulo The wizzard of Ow figura con su auténtica nomenclatura: Geococcyx californianus. Ésta es una de las dos especies de su género, exclusivo del hemisferio norte de nuestro continente (sí, este párrafo ya lo leíste), y perteneciente en este caso a la familia Cuculidæ, cuyos representantes argentinos son los cuclillos, anós, yasiyaterés, así como el tingazú, el pirincho y el crespín, todos arborícolas a diferencia del correcaminos.
Su nombre vulgar (y los que le inventaban para la pantalla) refiere a su velocidad, que se ha dicho que podría alcanzar los 66 kph, pero la realidad achicaría esta cifra a la mitad. No es poco si consideramos que es un ave corriendo y no volando, pues apenas usa sus alas para algún planeo corto. Quienes sí vuelan alto son los que entretienen al mundo difundiendo sus especies nativas. Nosotros con las nuestras no tenemos políticas semejantes. Basta ver los Cuentos de la selva de Quiroga, cuando las editoriales los recrean dibujando animales del viejo mundo por desconocimiento de las especies propias a las que realmente hacía referencia el autor rioplatense.
Eso es todo, amigos. Después podremos debatir si Lucas es pato o gallareta. Por ahora, este cuento se acabó.