Podés estar preocupado por los gastos del mes, soñar un laburo con menos laburo y un sueldo con más sueldo. Podés angustiarte por no tener auto o porque la casa no tiene garage, porque te salió un forúnculo en la pera o hay que arreglar un artefacto de la casa y no encontrás el repuesto. Podés creer que la felicidad llegará recién cuando logres ese viaje soñado y quizás así sea. Pero hay otra felicidad desapercibida, cotidiana, escondida en la aburrida rutina del suceso común y corriente. Esa que apenas consiste en que tus seres queridos hoy hayan regresado sanos y estén descansando en su casa. Tal vez esa satisfacción tan simple sea de las pocas fundamentales.
La cabeza de John Byng para animar a los otros
Hace 13 horas.