"El ojo que tú ves / no es ojo porque así lo veas / Es ojo porque te ve".
Prólogo- Así se lo leí a Machado. Y siglos antes, dicen que un tal Jesús criticaba también a la gente que "ve la paja en el ojo ajeno, cuando ella misma tiene una viga en el propio". Es que acaso no sea raro ver esa basurita del otro, justamente, porque somos más de ver ojos que miradas.
Las grandes fracciones del mundo (como occidente, o como medio oriente) aparentan conocer bien el ojo ajeno, desde su propia visión claro, pero poco y mal saben de la mirada del otro. En su propio espejo, también pareciera que sólo ven ojos. Desde que hay cine, nuestros sueños tienen una puesta de cámara y pareciera que repasamos nuestra vida con el mejor director a cargo, aquél que da protagonismo a la historia y no a sí mismo. Desde antes, desde que nuestros ojos que no son de mosca ni de araña están por delante como buenos animales carnívoros y no a los costados como aquellos hervíboros que deben estar listos para huir, nuestra mirada está condicionada inevitablemente. Allí están nuestras presas, y vamos a escupir nuestras verdades con menos lengua que dientes.
I- El pasado lunes estuve en la Feria del Libro y vi cuando una occidental usaba su boca para atacar (aunque ella creía que para defender) a tres musulmanas, porque no desnudaban su rostro a la vista de los extraños como exige esta sociedad. Impúdicamente exponían una moda que incluye una prenda para la cara, en vez de lucir "normales" como quienes paseaban con horadaciones en su carne atravesadas por minerales, la piel flagelada para portar símbolos indelebles, la cabellera quemada por planchas y tinturas, el cuello cargando la réplica de un torturado clavado a una cruz, las piernas apretadas por incómodos pantalones que agraden a los machos y el caminar pendiente del buen funcionamiento de unos tacos insalubres. Las vi evitar mayor discusión para poder seguir recorriendo la Feria, y en esos metros en que fueron cerca mío las oí decirse: "Para qué quiere verme, si le resultaría fea" y reír las tres. Inevitablemente recordé que en París las meterían presas, pues en el país de la liberté, égalité, fraternité encarcelan a las musulmanas sólo por lucir velo.Todo en nombre de sus derechos, que son los que dictaminemos nosotros.
II- Ya fuera de la feria, quiso nuevamente el azar que viese por un momento un programa de nuestra TV abierta, donde jóvenes colegiales compiten para ameritar un viaje de egresados. Pero los viajes ya no son de estudios ni los programas premian (ni comparten) el conocimiento, así que su modalidad va a tono con los valores actuales de nuestra sociedad: allí desafiaban a una menor a comerse una cucaracha viva en público bajo la presión de las cámaras, sus compañeros que desean ganar el viaje y el "conductor" del "programa" (en más de un sentido). El mensaje es claro: "Premiamos a las chicas que traguen lo que sea a cambio de una retribución material"...
III- Todo sucedió el mismo día. Ese lunes en que un informe en el diario Clarín (perteneciente al mismo grupo que transmite ese constructivo programa) había referido durante esa mañana a la desprotección que tienen nuestros menores ante el avance del turismo sexual en el país. Nuestro cristal -tan útil para criticar el ajeno- se horroriza con asombro de que todos los años llegue el gringo al interior para cazar fauna autóctona, armado y desalmado, comprando cuerpos y dolores ajenos por unos dólares que aumenten nuestra miseria. Eso es Occidente. Y un velo parece tapárnoslo.
Epílogo- El machismo y la brutalidad no es exclusividad del otro. El premio Nobel de la Paz manda asesinar a un asesino porque asesinar es malo. Esa extraña lógica aquí parece más comprensible que si en Irán un hombre -que al ser rechazado por la bella mujer que él deseaba la roció con ácido deformándola y dejándola ciega- sea condenado a quedar ciego. Y eso que ambas acciones (las del gobierno occidental y la de la justicia persa) comparten la matriz. Lo normal en nuestros pagos parece ser que un hombre prenda fuego a "su" mujer y siga libre, permitir salidas a violadores reincidentes, o que ande suelto quien asesinó a su esposa e hijas, como Barreda u otro. Y mientras discutimos el barbijo ajeno, abrimos la boca de nuestros hijos a lo que le metan los fabricantes de espejos de colores.
2 comentarios:
Glup ...Enojado pero blandiendo la palabra para hacernos pensar.
Lamentablemente vivimos en el reino de la impunidad, pues ya ni siquiera es necesario ser coherente u ocultar aquello que se sabe es inmoral. Con total desparpajo nos dicen que asesinan a alguien, o que la CIA tiene autorización para actuar en contra de un gobierno, o que les enseñemos por TV a las niñas como ser sexis a los seis años de edad.
Maria Elena Walsh no imaginó el reino del revés, lo estaba describiendo.
Un abrazo
Buenas reflexiones. Hace algunas semanas discutía con Podeti sobre el tema: http://weblogs.clarin.com/podeti/2011/04/13/%C2%A1diario_de_una_mujer_desburkada/
saludos, Lucas
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