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sábado, 16 de noviembre de 2013

Espectacular

Después de sus polémicas declaraciones sobre Hitler, Durán Barba dijo que la palabra "espectacular" en su país no tiene connotación positiva, así que le acepté la disculpa respondiéndole: "Bárbaro".
Se enojó. 
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Quisiera hacer un post despolitizado -aunque eso no evitaría que el lector lo estuviera- para centrarme en los caprichos del lenguaje. Porque lo otro sería muy fácil y ya lo hicieron unos cuantos que (como yo) nunca votaron ni votarían a Macri (bah, cuántos creían en los '80 que nunca votarían a peronistas y el siglo XXI los encontró unidos... Aún así, sostengo que de esa agua amarilla nunca he de beber). Ya pasé la etapa del fiscal para el cual decir que Stalin gustaba de la poesía es apoyar sus fusilamientos. También la de recortar la historia para dejar el discurso correcto y tachar lo incómodo, antigua práctica que no sé si por vintage hoy está tan de moda. Con recordar que el ecuatoriano es un publicista me basta, como aquellos que en 1987 hicieron este comercial de Folha de Sâo Paulo que podía verse en "el show del Clío". Y si es nazi, que le den una patada y ya (en sentido figurado, no quiero ser denunciado por incitar a la violencia, es como hablamos acá), aunque hace pocos días la peor derecha tenía sus listas en el cuarto oscuro sin escándalo y -por suerte- casi sin votos.
A lo que realmente quería apuntar es al significado de las palabras según la región, pero no para elaborar una tesis, sino apenas para señalar esta curiosidad reuniendo ejemplos. Ese caso es el que supimos estos días: según la Real Academia Española, espectacular es algo ostentoso, desmedido, exagerado, con caracteres propios de espectáculo público. El significado vulgar argentino no figura, aunque no significa que no exista y que aquí se lo lea como sinónimo de admirable. Pero la RAE definitivamente no lo liga a la grositud, palabra que tampoco figura porque no la pusieron los muy papafritas, que tampoco tienen papafrita.
La primera analogía que me vino a la memoria con todo esto es levemente obscena, y es el recuerdo de un viaje a Brasil donde, para pedir una pizza, pronuncié "pisa" en vez de "pitsa"... Desde entonces, nunca más olvidé esa T cuando hay doble zeta. Al ser un idioma tan similar al nuestro, el portugués es por eso mismo muy proclive a confusiones, como mínimo ortográficas (hay palabras iguales que cambian b por v), y por eso, abunda en ejemplos de chascos lingüísticos: si pedimos literalmente un "vaso" en vez de decir "copo", es esperable que el interlocutor piense en un "vaso sanitário", es decir, un inodoro. 
Otro interesante caso es el que se narra en el blog del Dr. Soler y diferencia dos palabras más: resulta que "exquisito" en portugués es algo raro tirando a feo, por ejemplo una casa extraña de mal gusto es "exquisita", pero no necesariamente "espantosa", pues este vocablo señalaría algo admirable, asombroso, maravilloso. O sea espectacular, en argentino. De igual modo, saludar con un "encantado" en Italia tampoco es educado: "incantato" significa encantado pero en el sentido de "embrujado", por lo cual, estaríamos acusando a la otra persona de practicar las magias ocultas.
Levantar el mentón, que para nosotros podría ser un gesto de "mirá vos", para el interlocutor griego puede significar "Y a vos qué te pasa que te rompo todo hijo de mil..." en una traducción no muy literal. Y ni hablar si no sabemos entonar el francés con toda precisión: cuando mi primo en París quiso agradecer la amabilidad de una lugareña, creyendo decir "merci beaucoup" pronunció "merci, beau cul"... o sea, gracias, hermoso culo. La reacción de la joven francesa debe haber sido parecida a la que recibí de una argentina (y volvemos a las confusiones en el propio idioma) cuando chocándonos al cruzar una calle por mirar hacia el auto que venía lejos, me salió un espontáneo "¡opa!" en el sentido de "epa" u "opalalá", y me respondió un "¡Estúpido!" que no daba margen a dudas.
También las españolas de Azúcar Moreno pasaron un mal momento años ha, cuando salieron a un escenario porteño y el público gritaba "Que las tiren a la hinchada". Hasta entender que era nuestro modo salvaje de decirles bellas y no un civilizado pedido de ser arrojadas fuera de allí, los minutos les fueron eternos.
En definitiva, de lo que no queda duda alguna, es que a la hora de comunicarnos, somos unos tipos bárbaros.


2 comentarios:

Viejex dijo...

Impecable, como de costumbre.

Antes aún de que lo aclarara este caballero, al escuchar el audio de la entrevista a mí me había dado la impresión de que no estaba elogiando a Hitler por lo hecho, se nota claramente que la expresión se refería a lo desproporcionado del apoyo popular que Hitler había tenido en su momento, en comparación al apoyo también enorme que había tenido Chávez en Venezuela, que de eso hablaban y no de Hitler propiamente. Muchos lo condenaron sin hacer el mínimo esfuerzo en entender que es lo que quiso o decir. A mi entender lo dicho fue una gran torpeza, pero ni por asomo creo que sea un nazi.

P/D: "Impecable" creo que no tiene "contraindicaciones" en ningún lado, ¿no? Como sea, entiéndalo como un elogio, por favor.

unServidor dijo...

Uno que se la puede ver complicada sería Bergoglio, pues al hablar en lunfardo porteño está confundiendo al mundo:

http://www.lanacion.com.ar/1643494-bergoglismos-el-lexico-que-impacta-a-todos