Patrimonio por conveniencia

Allí vivía la familia Ezcurra, cuya figura más famosa fue Encarnación, mujer de Rosas. Su hermana Josefa, joven viuda de un primo español (que la abandonó para huir a España tras la Revolución de Mayo, donde de todos modos pronto moriría), pudo observar desde su balcón a Manuel Belgrano, un intelectual devenido General, pasando triunfal por esta calle. Meses después de haberse podido ver aún más de cerca nacería Pedro, hijo no reconocido.

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A la vuelta, la iglesia más antigua de la ciudad perdura desde 1722. Hace siglo y medio, los Ezcurra comulgaban allí para redimir sus culpas. Pedro fue adoptado por su tío Juan Manuel, el "Restaurador de las leyes". El mismo que, años después, fusilara a una veinteañera embarazada, junto a la pareja con quien hizo una escuela rural entre guaraníes (lejos del patriciado urbano en que creció), por el delito de que su concubino antes fue sacerdote.

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Podría hablar de matrimonios a la fuerza, con este prólogo de dos parejas que no lo practicaron... Pero aquí me bajo, para hablar de actitudes gubernamentales y patrimonios en desgracia. Aquella casa -donde además transcurría la novela "Amalia", de José Mármol- a duras penas trata de sobrevivir sin mayor ayuda oficial, aún siendo un sitio histórico, sobre su valioso lote. Y aquella Iglesia donde se confesara el brigadier Rosas... (nunca arrepentido de fusilar a Camila o'Gorman) perdió al párroco que hace pocos años desgastaba salud cortando la calle para evitar el derrumbe inevitable que estimulaban 7 líneas de colectivos que pasaban por delante. Aún pueden verse importantes grietas en sus paredes.
Sospecho que al jefe de gobierno porteño no le interesa un patrimonio que no sea financiero. Que ignora la importancia del cultural, prefiriendo tiendas de gift-shops donde lograban maravillas los talleres del Teatro Colón (esa otra sala de eventos...). Que desconoce la validez del histórico, por lo que el hallazgo de una antigua embarcación sólo es útil si incluye algún cofre con oro. Que cambia la imagen de San Telmo como quien considera al Partenón meros escombros obstruyendo un shopping. Y que lógicamente tampoco sabe el significado del patrimonio natural: así como la presidenta la consideró yuyal (convengamos que también dijo que la fórmula del agua es "hache dos cero"), la Reserva Ecológica no es tan sexy como una reserva federal. Así que prefiere invertir en alguna torre de Puerto Madero, zona donde nunca faltarán los millones necesarios para vigilancia, regadores, etc.
A la RECS la vienen quemando intencionalmente hace tiempo. No me resulta curioso entonces que estos días hayan aparecido carteles donde Puerto Madero la incluye en su área, siendo que dicha corporación no tiene derechos sobre la misma, como una gran extensión verde, y sobre un slogan que nos recuerda que ellos construyen... Tal vez ajusté demasiado mi "antena-anti-inescrupulosos-sutiles", pero casualmente al poco tiempo se incendió como nunca. Y eso que estos años se habló tanto de cámaras ocultas para detectar pirómanos y de las tuberías de agua que la atraviesan para detener pronto cualquier foco.
Un día como el de ayer murió Tato Bores, y se extraña ese tábano en el dormido cuero de la tropa. Yo apenas si puedo dar mi opinión, sin humor y con reservas. Lástima que ellos también tengan... mis reservas en su poder.