Rutas argentinas

Como varios de ustedes saben y otros pueden intuir, estoy de vacaciones. Por eso, casi ni estoy conectado: llegar a esta pantalla me costó $4 a velocidad de XT conectada con 2 vasitos y un hilo. Por suerte, pude dejar entradas programadas antes de salir, pero en este instante en que escribo, estoy por primera vez frente a un monitor desde que salí hace más de una semana. Y en este instante en que leen, posiblemente ya esté recorriendo Talampaya. Esto no quita que, aunque me demore, no retome la costumbre de leer, responder y visitar. Acabo de espiarles los comentarios a las entradas anteriores ($7), así que los estoy vigilando, pero contestaré otro día porque aquí no aceptan tarjeta (?).

Igualmente, quería escribir sobre otra cosa, casi continuando el post anterior. Pasa que cuando uno sale a la ruta no debe dormirse, y entre distintas tácticas de supervivencia como el tomar mate, cantar (no sé de nadie que se duerma en medio de una estrofa), ó abrirse los ojos tipo Naranja Mecánica... es tan inevitable como saludable pensar estupideces. Diría incluso que es un síntoma de que ya estamos desinfectando la mente y descontaminando el alma. Y así, uno puede llegar a sacar conclusiones como las que aquí les comunico:

• Cuando haya doble línea amarilla, no transitarán vehículos por el carril opuesto. Lo harán cuando la señalización ya nos permita pasar al camión que va delante, impidiendo nuestro propósito.
• Las ganas de orinar de las criaturas a bordo no coincidirán nunca con los metros anteriores a una estación de servicio. Serán en medio del páramo más desierto, sin reparo de la vista de los conductores y pasajeros que pasarán por montones para ese momento.
• Cuando el propio auto sufra una falla mecánica en la ruta, entonces no pasará ni el loro. Tampoco habrá señal para celulares.
• Cuando en el carril opuesto un loco pase a otro por nuestro carril, será justo delante nuestro.
• Si un camino de montaña durante un pequeño tramo se estrecha, justo allí nos cruzaremos con el único auto que viene en sentido contrario. Él estará de antes, y a nosotros nos quedará el lado del precipicio.
• Si en ese camino de montaña vamos a cruzarnos con otro vehículo, será con un camión y en una curva. Su conductor irá ebrio por el medio del camino, en dirección a nosotros pero mirando a otro lado, y a mayor velocidad de la que declara su carrocería.
• Los animales más grandes (ganado, avestruces, perros, etc.) se cruzarán en la ruta sólo en dos ocasiones: después de una curva que nos los tapaban, o bien, de noche si son oscuros.
• El carril más bacheado será siempre el nuestro. Incluso si volvemos por la misma ruta.
• Si me pongo a repasar y escribirles estas reflexiones, de pronto veré que ya debo unos $18 y le dejé el efectivo a la patrona.

No hay caso. Pensar estas idioteces, a Murphy le daban dinero, no se lo quitaban. Sospecho que él no era tan tonto al fin y al cabo...