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sábado, 25 de mayo de 2013

Las nubes de mayo

Siempre atento a cosas de poca importancia -porque si tuvieran la que les doy, serían la principal nota de tapa en todos los medios- llego a este 25 de mayo con la cabeza en sucesos que no ocurren frente al Cabildo de Buenos Aires sino país adentro: ayer nomás, hace cuestión de horas, las fuerzas del Poder atacaron a la comunidad tonokote "Auqajkuna" en Santiago del Estero para la victoria de los intereses privados por sobre el monte nativo y sus pueblos originarios. Represión y balas de goma mediante, los uniformados pudieron reducir a los aborígenes que ocupaban y protegían unas tierras que los de arriba buscan expropiarles con dudosa legalidad y nula legitimidad. Hoy, mientras la gran mayoría celebraba en el centro porteño nuestro pan diario de emociones, las topadoras arrasaban con aquello que habían montado en la Argentina interior la naturaleza y sus hijos.
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En la misma semana habían sufrido también su ataque periódico los Qom del tan penetrado impenetrable chaqueño, cuya lista de asesinados se amplía en Chaco y Formosa desde tiempos inmemoriales. El artículo 75 de la Constitución mientras tanto sigue ahí, para tranquilidad de nuestras conciencias. El doble juego entre lo que hacemos y lo que creemos ser, entre la práctica cotidiana y la teoría que nos redime, entre los hechos y las palabras, la acción y el discurso, la historia y el relato... nos tiene así, mirando un horizonte promisorio para no ver dónde estamos pisando ahora mismo.
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Res non verba
No estamos escribiendo la historia. O dicho de otro modo: la historia no es esa que escribimos prolija y épicamente para nosotros y otros, sino aquella protagonizada por nuestros actos, más allá de la tinta empleada. Una historia que no cabe en el pasquín del autoelogio y nos incluye (re)escribiéndola, a pesar nuestro. Si tomásemos honesta conciencia de esa sutil diferencia entre nuestra verdad y la realidad que la trasciende, veríamos el plato de la balanza que negamos. La simbología de insultar la estatua de un Roca muerto, de sacar la de Colón de su sitio histórico tras la casa de gobierno, de cambiarle el nombre al  feriado del 12 de octubre, de quitar la primer sílaba al descubrimiento de América son como la foto del Che en el despacho del señor feudal, que actualizó su táctica para perpetuarse en el poder de siempre. En la realidad los aborígenes siguen siendo muertos y expulsados de su tierra hacia el conurbano de la miseria. Y aquella tierra dejada atrás, la patria que hoy vivamos, es la pachamama incubando soja e infectada de minería contaminante. Y los glóbulos que acuden a su defensa son reprimidos, como sucede en Famatina.
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¿La década engañada?
Nuestros gobiernos nunca se rodean de funcionarios que sepan avisar al rey su desnudez. Tampoco los buscan. Nuestro panorama político tiene menos análisis científico que fe religiosa. Si es por creer, suponemos por ejemplo que las inundaciones fueron un accidente y que se hará algo para que no se repitan. En los hechos, a días de una catástrofe sin cifra confiable de muertos, el Estado le quitó a la Reserva Natural Laguna de Rocha (un humedal que había regulado y evitado que en Esteban Echeverría las lluvias alcancen las graves consecuencias sufridas en partidos vecinos) 64 hectáreas para que dos clubes de fútbol realicen emprendimientos inmobiliarios. Se aprobaron más inundaciones para el futuro, pero tampoco es un tema que gane suficiente espacio en medios oficialistas ni opositores. Será que nuevamente le doy una importancia que no tiene.
Todas estas noticias son de mayo 2013. Ahora celebremos el mes de la patria.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hacen como hace 5 siglos: perpetúan la dominación regalando espejos de colores que nos fascinan.
Cómo te explico...

OPin dijo...

Muy bueno su artículo.
(pero, con todo respeto, creo que serían mejor leucocitos - glóbulos blancos, que rojos, a no ser se trate de una cuestión política ;) o que no entendí bien)
Lo mando pá Facebook.

Un abrazo

unServidor dijo...

Gracias oPin, sí, era por un doble sentido político, pero ahí les quité el color para evitar que hagan ruido. Abrazo.