Gente

"Detrás de cada fecha, detrás de cada cosa... con su espina y su rosa, detrás, está la gente." (Serrat)

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Ayer la Plaza de Mayo se llenó de gente. “Pueblo”, según las autoridades, vale decir, simpatizantes del partido oficial, pues por afuera nadie es “pueblo” salvo que demuestre lo contrario (o gane al menos simpatías públicas de utilidad práctica). Acabado el discurso presidencial, como siempre, la lluvia se largó como si desde el cielo llorase Evita, cuya principal virtud estaba en el corazón y no en el puño tomado por modelo.

Hoy es 2 de abril. En 1982 la Plaza se llenó de gente, vivando al dictador Galtieri. Al año siguiente, la Plaza se llenó de gente celebrando el retorno de la democracia.
Décadas atrás, la democracia había dejado de ser una farsa gracias a Sáenz Peña, y la plaza se llenó de gente con la asunción de Yrigoyen. En 1930, la Plaza se llenó de gente festejando el golpe de estado que lo derrocaba. Más adelante, un 17 de octubre la Plaza se llenó de gente para que un gobierno de militares libere a otro de ellos. Volvió a llenarse luego, cuando éste ganó las elecciones. Volvió a llenarse años después para evitar su derrocamiento. Volvió a llenarse días después para festejar su violenta caída, en 1955.

Pero la Plaza se llenó de gente cuando retomó el poder unos lustros más tarde. Algunos fueron echados de ella (“Somos la rabia del general” decían luego, como ahora podría decir “somos el odio visceral de D’Elía” cualquiera de los recientemente echados de la misma). Cuando Perón murió, el velatorio fue multitudinario. Como fue multitudinario el de su primer esposa décadas antes. Como fue multitudinaria la celebración del victorioso Mundial ’78 años después, aunque tapara una masacre (pero cuya mayor polémica sigue siendo si compramos o no a otro seleccionado para ganarlo). También la Plaza se llenó de gente cuando -mano divina mediante- ganamos el Mundial de México, durante el gobierno de Alfonsín. Más adelante la Plaza se llenó de gente por la victoria de Menem. Una década después, la Plaza se llenó de gente para celebrar su derrota. En el medio, fue llenada por una plaza del SI y acto seguido una plaza del NO (¿o era al revés?). Tras la victoria de la Alianza y su desepcionante gobierno, la Plaza se llenó de gente para “que se vayan todos”. Poco tiempo -pero muchos presidentes- después, la Plaza se llenó de gente para celebrar la victoria del Frente de la ídem. Pasados 5 años de “la era K”, volvemos al principio de esta nota y a este 2 de abril. Así que como se me cerró el círculo, sepan disculpar que no pueda concluir esta nota con ninguna reflexión propia.