En un astro, voy

Por la Fla-q me enteré de la gala estelar que tuvimos ayer. Y no hablo de ninguna noche de premios para estrellas del espectáculo, sino del espectáculo que brindó la bóveda celeste al conjugar a la Luna con Venus y Júpiter. Por el cuarto menguante que le acompañaba, la bauticé como "la efímera constelación del smile triste"...

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Ni hablar si hubiera sido con luna llena... Viéndose mejor al satélite terrestre, podía recordarnos a la obra de E. Munch, "El Grito".

El caso es que, no porque veamos diferentes cercanías entre cuerpos celestes, son equivalentes a sus distancias reales. Las tres marías están en línea sólo porque las vemos desde acá, y forman el cinturón de Orión sólo porque alguien creyó ver su figura entre otras tantas que dibujan esos pequeños puntos que resultan ser astros y galaxias inmensas. Ese vicio lúdico de unir puntos debió originar al Zoodíaco que nos enseña la Astrología, quien si bien nació melliza de la Astronomía hoy está peleada con su hermana, por los avatares de la vida.

Pero yo, a quienes no les creo, es a los astrólogos. Y sin embargo, aunque la cúpula no sea tal como lo vieron desde la superficie los antiguos... ¿por qué cambiaría su forma de influir sobre este otro astro que lo compone, y que es la Tierra? A veces hasta el ser más racional parece olvidar que -aún si no existe un Paraíso- ya estamos en el Cielo...

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De la Astronomía al Zoodíaco, de la A a la Z, todas las letras formadoras de conceptos y saberes extienden un alfabeto de distancias. Sin embargo sabemos que la Luna influye en las mareas oceánicas, y no podemos negar que también en otras menores: ella vuelve a mostrar la misma cara cada 28 días... ¿me explico? Occidente usa un calendario solar, pero otros calendarios como el musulmán son lunares, y allí las mujeres menstrúan cerca siempre de una misma fecha. Aquí muchas ni siquiera notaron que su período tiene una regularidad aproximada a la regla de la diosa Luna, y por ende, una recurrente coincidencia entre una de sus caras en particular y la fase doméstica atravesada.

El otro astro, el de género masculino, tampoco se queda atrás: El Sol influye en las crecidas de nuestros ríos. Entonces ¿por qué no afectará a sistemas más frágiles, como ser uno mismo? ¿Por qué una parte de mi cuerpo no podrá estar a merced de mi persona en conjunto... y un planeta, del Universo? Y la pregunta fundamental ¿por qué cuernos no creo en ningún astrólogo si me estoy planteando esto? Ya sé, no me lo digan...

Debe ser algo propio de mi signo.