Bárbara y la barbarie... ¡una barbaridad!

Nunca me simpatizó la Barbie. Será por su gesto de burguesa cabeza-hueca (bueno, literalmente lo es), por fomentar proporciones enfermizas (de estar viva, sus piernas no soportarían su propio peso)... y -en fin- por todo lo que representa. Sólo le veo a favor que al menos alguna vez fomentó algo de música clásica (¿vieron que no soy taaaan ogro?). Pero para otros, y ante la dificultad para competir, la rubia merece incluso la prohibición, como pidió meses atrás un fiscal iraní para promover su industria local.
Para colmo, los creadores de esta chica plástica, la gente de Mattel, no ganan para sustos: si no los premian como Mal Producto, les asoma la noche financiera, o deben retirar millones de juguetes tóxicos (fabricados en China, porque a la hora de buscar mano de obra barata, el capital no tiene patria... aunque luego pague más caro, pues la fuerza no implica inteligencia).

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Así como ilustro la nota con una "Barbie chola" de mi propia confexión, el ingenio popular ha creado infinitas otras versiones, en general NO APTAS PARA MENORES. Vinculando a algunas de ellas, hice una novelita que se me ocurrió. Espero que les entretenga:

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Barbie era como una virgen, una niña buena que se sacrificaba por sernos útil a todos. Pero un día, soñando su vida futura, se imaginó avejentada y se puso hecha un demonio. Temiendo que Ken la deje por gorda, se hizo más anoréxica, hasta que una vez descubrió porqué no la atendía... ¡era travesaño! Para tenerlo cerca militó con los Gays, pero no hubo caso: se entregó a la bebida y a las drogas, que le provocaban delirios aterradores. Tras semejante derrape se volvió religiosa, sólo que... musulmana. Viajando a La Meca, fue secuestrada por error. En el cautiverio se hizo talibana, y planeó volver a su país para inmolarse en pleno Wall Street. Pero al llegar descubrieron su disfraz de turista, y fue condenada a muerte. Atrás quedó su pasado de santa. Pero por delante... su ¡venganza zombie!