De instituciones y destituciones

• Distintas agresiones a jefes de gobierno fueron noticia en un mismo día: Silvio Berlusconi fue golpeado por un hombre bajo tratamiento psiquiátrico, y Cristina Fernández fue amenazada de muerte por nosabemosquién -aunque sospechemos quiénes- cuando se dirigía a su lugar de trabajo. Por más "manchados" que ya estén ambos dirigentes, su autoridad aún es sostenida por la democracia. Y así debería ser hasta que ella misma decida lo contrario.
• El agresor del primer ministro italiano ya expresó públicamente su arrepentimiento, pero aún así, sumó decenas de miles de fans en Facebook ("caralibro", que no es la "cara e'Silvio") antes de que su perfil -el virtual- sea eliminado. Se apellida Tartaglia, lo cual remite a un notable matemático del siglo XVI, de extraña personalidad, que era llamado así debido a la tartamudez que le dejó como secuela la agresión recibida en su rostro por un soldado enemigo, en el año 1512.
• Las interferencias al helicóptero presidencial en Argentina parecen tener relación con los juicios contra ex-represores. No olvidemos que la desaparición de Julio López sigue impune, y aunque estos otros no dan la cara (ni la dieron nunca, al igual que los que volaron la AMIA) son monstruos de los que existen. Puede ser muy malo este gobierno, pero recordemos cuán peores son esos, por favor.
• El domingo de la semana pasada, fueron noticia dos elecciones. Una en un club de Buenos Aires, donde Passarella ganó la presidencia de River Plate. Otra en Bolivia, donde Morales fue reelegido de modo arrollador. Es materia opinable, pero en ambos casos se impusieron personas que recibieron una fuerte campaña en contra... y estas cosas me dan algo de satisfacción cuando suceden.
• El domingo anterior, las urnas trabajaban en Honduras y Uruguay (los países, no las calles). Pero mientras Mujica vencía limpiamente en la banda oriental, más al norte ganaba unas discutidas elecciones el Lobo. Caperucita roja no quería semejante final, pero qué hacer cuando la propia abuelita le abrió la puerta...
• La democracia es buena cuando la mayoría somos nosotros. Si no nos sirve para alcanzar el Poder, pasa a ser prescindible. Lamentablemente, este pensamiento va ganando adeptos entre jóvenes que no vivieron la dictadura, y el sentido verdadero del sistema constitucional nunca termina de arraigar en las generaciones más viejas.
• Podemos tomar un colegio secundario si amonestaron a un alumno rateado, y sólo suspender la protesta si llega el viaje de egresados. Luego, en la Facultad, podemos destruir urnas si sabemos que nos jugarán en contra, o hacer votar a militantes amigos como si fueran los estudiantes a representar. Y atacar congresos cuyas resoluciones no sean las que nosotros queremos. Claro que es distinto: "Nosotros tenemos la razón". ¿Será tan distinto?
• Pasamos del zapatillazo al invasor, al catedralazo al Premier. Y basta un disparo al Archiduque para desatar la Gran Guerra. ¿Servirán estos medios para alcanzar nuestros objetivos o, por el contrario, martirizan al enemigo jugándole a su favor? ¿No sería más maduro llenar urnas de votos, como hicieran uruguayos y bolivianos?

Digo. Qué se yo.

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ACTUALIZACIÓN: Vean lo que han hecho algunos peruanos para defendernos en la cumbre de Copenhague. Ya hay más de 11 millones de firmas (y podemos sumar las nuestras) para que se logre un acuerdo REAL sobre el cambio climático. Acciones son éstas.