Dentro de la izquierda sudamericana, décadas atrás, había quien creía que podía ganarse Uruguay por medio de las armas, así como también había quien de hecho ganaba Chile a través de elecciones. Como fuera, en ambos casos, la reacción conservadora le opuso a la izquierda la violencia de sendos golpes de estado, en 1973. Mucho después, en la primavera de 2009 un ex-guerrillero ganó las elecciones de Uruguay, y en Chile lo hizo un ex-pinochetista.
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La memoria es un imprescindible archivo de sucesos, pero tampoco puede bastar ella sola si no tenemos una mínima capacidad de análisis para examinarla, protegerla, desafiarla, nutrirla... y si además no hacemos de esa capacidad un ejercicio. Por respeto a la Memoria, no debemos engañarla con olvidos. Suficiente con que ya nos perdona los inocentes...
Es para que no se ensucie el propósito de recordar el 24 de marzo en Argentina (día en que, hace 34 años, se abandonó la legalidad democrática para ejercer un aniquilamiento sistemático desde el poder), que sería bueno no limitarnos a una angustia de almanaque, y aprovechar el día para reflexionar sobre si estamos evitando en los restantes días del año reiteraciones nefastas o contradicciones patéticas.
Cuando, entre progresistas, rebrotan apologías absolutas de personajes como Rosas o
Stalin, estamos jugando con fuego. Porque ellos también abusaron de un poder absoluto para deshacerse de opositores a mansalva. Y seamos claros: lo que hace fascista al fascista, no es que diga serlo, sino que lo sea. Ni el maestro violador es maestro, ni el cristiano inquisidor es cristiano, ni el padre abandónico es padre. Acá el problema no es que el torturado sea
"uno de los nuestros": acá el problema
es la tortura.
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Así como una gestión de gobierno será la que plasmen sus obras y no la transcripción de sus promesas, su color tampoco resultará del que se autoendilgue, sino de la tendencia que marquen sus hechos. Y los hechos, para colmo, tienen más de dos colores. Ojalá todo fuera más simple, pero rechazo la comida masticada. Mamá nos quitó la teta hace tiempo, y tenemos que aprender a masticar nosotros. E incluso esa mamá, en un principio, pudo creer -con la mayor inocencia y la mejor intención- en lo que otros le (des)informaban. Esos "otros", con nuevas formas, ya desarrollaron más efectivas distracciones para nosotros.
Hay que estar atentos. Evitar la inercia de lógicas torpes, equivalentes a las de quienes piden pena de muerte "porque matar es malo". No basta con vigilar que las botas del adversario sigan en su cuartel. Hay que cuidar que, dentro de cada uno de nosotros, sea realmente cierto y posible que "NUNCA MÁS".
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* Si la entrada parece algo hermética, es intencional. No para que no puedan traspasarla, sino para que hagan fuerza.