pues su brutalidad excede a la de las bestias".
(Leonardo da Vinci)
En nuestra civilización, pretendidamente al margen de la Naturaleza, el rechazo hacia lo silvestre se compensa de modo inconciente a través de macetas con flora, fotos con paisajes, y mascotas por toda fauna. Se disfruta del aire libre mientras no se pierdan comodidades ni aparezcan bichos, y se viste a los viejos lobos como a niños. No pudiéndonos quitar de encima ni el desarraigo de la querencia ancestral ni nuestro instinto de supervivencia más animal, vivimos como podemos. Yo no podría atacar eso.
Pero si hablamos de mascotismo, sabemos que hay de todo: desde generosos rescatadores de animales sin pedigree hasta comerciantes reproductores de razas enfermas. Desde cachorros abandonados por irresponsables hasta ejemplares arrancados de su ambiente, también por irresponsables. El tráfico ilegal de fauna, apenas superado por el de drogas y armas (y seguido de cerca por el de personas) es tan asesino como aquellos, pero sumándole a las muertes humanas, la exterminación de más de una especie.
Con la moda del "exotismo", si la demanda supera a la oferta, una especie puede ser exterminada por caza excesiva; y si la abundante es la oferta, pueden terminar asilvestrándose ejemplares foráneos para perjuicio de las especies autóctonas. Paralelamente, la caza en sí, ha permitido la existencia de cotos en los cuales se salvan aquellas que no están en el blanco, para las cuales los alambrados a veces han sido su salvación. Nuevamente, todo tiene sus claroscuros y las soluciones nacen del equilibrio. Mientras los vegetarianos creen -por ejemplo- que su dieta es más amigable con el mundo, resulta que la más importante causa de extinciones es la destrucción de ambientes... y en esto ha sido más devastadora la agricultura que la ganadería. Y yo no podría atacar eso tampoco.
Sobran buenas intenciones, pero falta información. Ojalá sepa uno contribuir con ella, para que cada vez menos el Día del Animal sea sólo una excusa para venderle correas nuevas al caniche, y cada vez más sirva para recordar que también hay otros animales, menos simpáticos y más urgidos, reclamándonos. Desde un perro raza-perro buscando hogar, hasta un venado de las pampas que pierde su cría por los perros cimarrones... Cada quien se conoce y sabe qué es lo que puede hacer. Otra vez, yo nunca podría atacar eso.
El tema pasa por la responsabilidad que asumamos.
Animales somos todos, entonces. Ahora, cuando Hawking (otro Stephen) está hablando de extraterrestres, me pregunto: si llegaran... ¿los trataremos como a humanos, o como a animales? Habría que ver la diferencia, supongo. Piénsenlo. Mientras tanto, les dejo un juego donde toca ser un animal: comerse al más chico, y tratar de no ser comido por el más grande.
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