Consiga dinero y móntese una productora. Usted me entiende. Empiece por conseguir una puerta, necesaria para que detrás suyo siempre haya un personaje escuchando cosas. Arme los cuatro decorados imprescindibles: un living, un dormitorio, un calabozo y un hospital. En las perchas para Vestuario cuelgue uniformes de mucama, policía, colegialas y médicos. No olvide el smoking para la escena del casamiento, y el chaleco de fuerza para el capítulo final. Por la demás ropa no se preocupe: hacemos canje, o la trae puesta el actor.
Ahora ya puede iniciar su búsqueda de una historia original, a desarrollarse a partir de ciertos personajes: usted tiene una bonita pareja protagónica, a la que acompaña una tercera persona para obstaculizarlo todo. Igual habrá otro cuarto, para equilibrar. A eso debe sumar los respectivos confesores amigos que sirven para que nos enteremos de lo que pasa (cuando les cuentan), y de paso llenar tiempo con diálogos. Paralelamente son infaltables un pintoresco idiota que haga de bufón en la trama, aportando comedia al culebrón, y la loca mala. Alguien es rico y alguna es mucama. Si falta un grupo etario (abuela o niño) entra de relleno. Desde luego que algunos de estos personajes son compatibles entre sí, para achicar el elenco, y de sexo opcional.
Llega entonces la instancia del guión. Para esto, tome un libretista y explíquele esa idea secreta que venía guardando para este momento. La misma consiste en que un protagonista está con alguien, pero quiere al coprotagonista conocido en el primer capítulo. Recuerde que cuando pueda desembarazarse de su pareja, será este otro quien no pueda concretar la feliz convivencia, cosa de estirar hasta fines de la tira un conflicto que pudo resolverse en una semana. Además no olvidemos que alguien busca evitarles la felicidad cada minuto de su vida porque no tiene mejor cosa que hacer.
Mientras el guionista se entrega a su labor, usted ya puede hacer el casting. Para los papeles principales, bastará gente linda. Ni siquiera en extremo, pues el sólo hecho de estar en pantalla multiplicará su belleza un 86% o más. Para los secundarios, sí, se recomiendan actores. Pero como no son protagonistas justamente, puede agarrarlos baratitos. Cuando tenga un rato libre, asómese a donde encerró al guionista y recuérdele que use mucho palabras como "nunca", conjugaciones del verbo "prometer", expresiones como "sabés perfectamente", preguntas del tipo "¿me estás amenazando?" y gritos de ayuda (que nos harán bajar la TV para que los bomberos no caigan en casa). Él por su cuenta agregará líneas como "Tenemos que hablar", y otras inconscientes secuelas de su terapia.
Bien. Hágase de cámaras y gente que las manipule (si sufren Parkinson, no importa), micrófonos peludos que sepan entrar en cuadro, y lindas estudiantes para tareas de azafata pedestre. Suelte al libretista y, si supo plasmar lo que usted le pidió, ya podrá grabar su ficción, mechándola a lo largo de sus decenas de capítulos con todas esas situaciones que se le ocurrieron a usted para darle el toque personal a su obra: alguien queda inoportunamente embarazada (o se hace pasar por tal); alguien tiene un accidente; alguien cae preso injustamente; alguien calla un amor prohibido; un par se mandan una escena supuestamente erótica (o sea: muchos planos fundidos de piel en cámara lenta con música melosa); el galán está en calzoncillos, aunque nunca en el inodoro; alguien asiste a un casamiento y cruza miradas con alguien de los del altar, generándole culpas porque estaría obrando mal; alguien quedará inválido (y cuando se cure, lo callará al principio); alguien sufre una amnesia; etc.
Como vemos, desde cosas tan chiquitas como que el personaje tonto confunda el destino de dos recados diferentes, hasta cosas tan importantes como que el personaje no-tonto desconozca su lazo sanguíneo con aquél por quien siente atracción, todo es responsabilidad de usted. Así que no olvide, llegada la instancia final de la edición, figurar como dueño de esta idea original en los títulos. Esto le permitirá lanzarse nuevamente a la aventura el año siguiente, y el público que vio decaer la historia con los meses, volverá a apostar que tras un buen descanso veraniego ahora aparezca algo que valga la pena. Algo igual de novedoso.
La novedad de siempre.
Ahora ya puede iniciar su búsqueda de una historia original, a desarrollarse a partir de ciertos personajes: usted tiene una bonita pareja protagónica, a la que acompaña una tercera persona para obstaculizarlo todo. Igual habrá otro cuarto, para equilibrar. A eso debe sumar los respectivos confesores amigos que sirven para que nos enteremos de lo que pasa (cuando les cuentan), y de paso llenar tiempo con diálogos. Paralelamente son infaltables un pintoresco idiota que haga de bufón en la trama, aportando comedia al culebrón, y la loca mala. Alguien es rico y alguna es mucama. Si falta un grupo etario (abuela o niño) entra de relleno. Desde luego que algunos de estos personajes son compatibles entre sí, para achicar el elenco, y de sexo opcional.
Llega entonces la instancia del guión. Para esto, tome un libretista y explíquele esa idea secreta que venía guardando para este momento. La misma consiste en que un protagonista está con alguien, pero quiere al coprotagonista conocido en el primer capítulo. Recuerde que cuando pueda desembarazarse de su pareja, será este otro quien no pueda concretar la feliz convivencia, cosa de estirar hasta fines de la tira un conflicto que pudo resolverse en una semana. Además no olvidemos que alguien busca evitarles la felicidad cada minuto de su vida porque no tiene mejor cosa que hacer.
Mientras el guionista se entrega a su labor, usted ya puede hacer el casting. Para los papeles principales, bastará gente linda. Ni siquiera en extremo, pues el sólo hecho de estar en pantalla multiplicará su belleza un 86% o más. Para los secundarios, sí, se recomiendan actores. Pero como no son protagonistas justamente, puede agarrarlos baratitos. Cuando tenga un rato libre, asómese a donde encerró al guionista y recuérdele que use mucho palabras como "nunca", conjugaciones del verbo "prometer", expresiones como "sabés perfectamente", preguntas del tipo "¿me estás amenazando?" y gritos de ayuda (que nos harán bajar la TV para que los bomberos no caigan en casa). Él por su cuenta agregará líneas como "Tenemos que hablar", y otras inconscientes secuelas de su terapia.
Bien. Hágase de cámaras y gente que las manipule (si sufren Parkinson, no importa), micrófonos peludos que sepan entrar en cuadro, y lindas estudiantes para tareas de azafata pedestre. Suelte al libretista y, si supo plasmar lo que usted le pidió, ya podrá grabar su ficción, mechándola a lo largo de sus decenas de capítulos con todas esas situaciones que se le ocurrieron a usted para darle el toque personal a su obra: alguien queda inoportunamente embarazada (o se hace pasar por tal); alguien tiene un accidente; alguien cae preso injustamente; alguien calla un amor prohibido; un par se mandan una escena supuestamente erótica (o sea: muchos planos fundidos de piel en cámara lenta con música melosa); el galán está en calzoncillos, aunque nunca en el inodoro; alguien asiste a un casamiento y cruza miradas con alguien de los del altar, generándole culpas porque estaría obrando mal; alguien quedará inválido (y cuando se cure, lo callará al principio); alguien sufre una amnesia; etc.
Como vemos, desde cosas tan chiquitas como que el personaje tonto confunda el destino de dos recados diferentes, hasta cosas tan importantes como que el personaje no-tonto desconozca su lazo sanguíneo con aquél por quien siente atracción, todo es responsabilidad de usted. Así que no olvide, llegada la instancia final de la edición, figurar como dueño de esta idea original en los títulos. Esto le permitirá lanzarse nuevamente a la aventura el año siguiente, y el público que vio decaer la historia con los meses, volverá a apostar que tras un buen descanso veraniego ahora aparezca algo que valga la pena. Algo igual de novedoso.
La novedad de siempre.
18 comentarios:
Che, vos sos el guionista de "Valientes"?
O el de aquella otra?
A la pròxima, agregale mejeres que se saquen el corpiño.
Eso tambièn està?
Entonces un "enemigo" que termine en cana.
Eso vende.
Saludos
A ver
usted después se ríe de la gente que llega acá a través de las "absúrquedas"...
...pero si pone oraciones como "cuatro decorados imprescindibles: un living, un dormitorio, un calabozo y un hospital" y "perchas para Vestuario cuelgue uniformes de mucama, policía, colegialas y médicos", nunca se va a liberar de los pervertidos!
"móntese una productora" O una oficinista, una camuca, lo que tenga a mano.
Ejem, pasemos al tema.
Te faltó algo que yo considero imprescindible: puertas que se abren y por donde entra y sale gente todo el tiempo. Cuantos más entren y salgan, más graciosa!
¿Por qué en los culebrones viven todos en la misma casa? Mosterio...
Es tan sencillo escribir un culebrón!
uuuuhhh....
Me contaste el final de la nueva!
No se como se llama, la novelita del año... quereme o quien me quiere, o algo asì.
Un detalle es que tooodos los protagonistas ( primarios y secundarios) sean gente común.
Asì, como vos y yo...que hablan sin las ese finale, pero son bueno tipo.
Y la chica sí,puede serun poco má refinada, pero igual no tiene problema en encamotarse con el bruto.
Porque lo importnate es el interió.
Si hay alguien educado u oligarca, obvio que es el malo.
Ahí tené lo que ganá yendo a luniversidá.
Unser: te olvidaste de la amnesia.
Imprescindible cuando la historia, hacia la mitad, parece encaminarse. No se olvide de que un buen olvido nos hace acordar después de lo linda que es la vida y lo importante que es el amor.
Gaucho: ¿Un final que venda? Se ve que esto no es lo suyo ¡sólo hace falta un comienzo con gancho! La plata se recauda a lo largo del año; por eso hay finales decepcionantes, y llegando a ese capítulo hay montones de descuidos, "licencias", desprolijidades, olvidos, absurdos y hasta protagonistas que mueren porque deben ir preparándose para su próxima tira.
:P
Lale: Ah ¿usted me dice que la TV es para pervertidos... o DE pervertidos?
XD
Mostro: La puerta es lo primero que se debe conseguir si se quiere entrar al negocio. Y montarse una productora ("usted me entiende") es el estímulo ideal para agarrar buen viento. El decorado viene después, y -como ve- puede ser el de una misma casa tranquilamente.
Recuerde que cuando una convivencia no da para más (primavera-verano, aprox), ya no hay dónde armar otro decorado pues los estudios se están preparando para los decorados de la próxima serie.
:D
Mona: Siempre hay gente "del pueblo" para que se identifiquen los consumidores (que siempre es la misma masa, pues por la ganancia se busca la cantidad). Un vicio consecuente habitual es que el "brutito" del comienzo se va volviendo (a falta de director de actores) cada vez más bruto, y para el final es mucho más básico que lo que era al principio... ¡incluso si durante el año su personaje estuvo estudiando para superarse!
;)
Milenius: Fue un lapsus de amnesia que tuve. Acabo de agregarlo. Gracias.
=D
Y si al culebron lo van a pasar a la tarde no hay que olvidarse al cura, al paralitico, al amnesico y a Sebastian Estevanez (otra clase de paralitico)
Me está faltando una chica de clase popular, desalineada y desmechada, una mosquita muerta, que con colorete, zapatos y cartera prestada, se convierta en una diosa del Olimpo, Servi.
(já! La esperanza es lo último que pierdo)
Agrégueme un médico en la familia de los protagionstas. Siempre es buendo darle un toque de realismo académico al desborde.
Ah, y una mucama o una cocinera que sea la madre biológica del
galancito, que tuvo un patinazo con el patroncito (el amor secreto ese que dijo)
Listo el pollo. Y viuda la gallina. Esa es otra novela.
Unser no me mate el final, que siempre me pasa, que es así no se puede, no, no, no...
Saludos,
Paz
Mr. Popo: El cura es otro, sí. Creo que ya estamos armando la próxima, bien ahí.
Fla-q: Definitivamente, ya tenemos para dos años de éxito, no hay dudas.
Paz: Bueno, bueno, intentaremos darle un giro a ese capítulo. Tal vez rompamos la tradición de que las novelas, pese a que siempre tienen mayordomos, al final nunca resulta ser éste el asesino.
huy, te faltaron la "loca libertina" que termina estrellándose contra el mundo y las cantidades navegables de lágrimas artificiales, que se usarán indiscriminadamente durante todo el tiempo que dure el culebrón, cuantas mas lágrimas mas audiencia y explotarán los ratings!
Recuerdo que mi madre siempre detestó las telenovelas, cuestión heredada por "muá", obviamente!!, Algo muy gracioso que ella siempre decía, era:
En las novelas, si alguno del elenco pide aumento, seguro que lo hacen viajar a algún lugar lejano o sufre un accidente fatal!!!ajajaaaaaaa
Su post, señor ¡¡magistral!!
Abrazazos!!!
Sublime Unser!!! :)
Sandra: Es cierto eso de las lágrimas, ya mismo se lo señalo al guionista.
Candorosa: Pues sí, al que se cree estrella, siempre podemos estrellarlo.
Vachi: ¡Feliz reaparición, querida!
es cierto!! el médico NO puede faltar!! si no quien va a falsificar los test de embarazos, adn, y enfermedades mortales que hacen q el galancito se quede por lástima con la malvada embarazada y/o moribunda???
El médico es imprescindible, claro, aunque a veces sólo dura un par de capítulos, como el comisario amigo o el abogado.
Agreguemos:
* Los protagonistas, en un momento en que su relación no venía muy bien, quedan atrapados en un ascensor, juntos y a solas.
* Algún absurdo como comerle la boca de un beso al otro para demostrar que a uno ¡no le pasa nada con esa persona! (?)
Queda abierta la inscripción a nuevos aportes.
una nueva, bah una mas.... jojo
chica se desmaya de imprevisto y es llevada al médico... vuelve y dice q hay q esperar los resultados de los análisis y le dice a su pareja: y si es un bebé?? no t gustaría??? listo, esa actriz se está por morir
NUnca de los JAMASES la actriz q se queda embarazada lo intuye de alguna manera, no querida, t vas a morir o pega en el palo...
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