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viernes, 20 de agosto de 2010

La jirafa

Para un espíritu bien adiestrado en los métodos científicos modernos, la verdadera demostración de la no existencia de la jirafa reside en el hecho de que la jirafa no existe.
Este tipo de razonamiento se conoce como "método de Lavoisier": es sabido que el fundador de la química demostró de este modo la inexistencia de los meteoritos, al declarar: "Es imposible que caigan piedras del cielo, porque no hay piedras en el cielo".
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En la época actual, este método ha sido brillantemente empleado por Simon Newcomb, que demostró que los aviones no pueden volar porque es imposible que exista una aeronave más pesada que el aire, y también por Marcelo Boll, que demostró que los fenómenos parapsicológicos no existen porque no existen fenómenos parapsicológicos. Otros sabios han practicado también tan saludable prevención, lo que impulsó a un norteamericano llamado Charles Fort a escribir una obra titulada El libro de los condenados y dedicada exclusivamente a reseñar hechos expulsados, a tan justo título, del campo de la Ciencia.
Entre estos hechos condenados se destaca netamente la leyenda del animal llamado jirafa.
El explorador árabe Al Kwraismi fue quien describió por primera vez a esta bestia mitológica de cuello extremadamente largo. A partir de entonces, numerosos viajeros han pretendido haber visto ¡y hasta fotografiado! jirafas. Resulta, pues, interesante, examinar cómo pudo originarse semejante leyenda. Hay varias explicaciones posibles.
  1. La explicación óptica: Es sabido que en los desiertos, que es donde se han avistado jirafas, se producen espejismos. Estos espejismos se deben al fenómeno de inversión. Este fenómeno consiste en que, por razones muy conocidas por los meteorólogos, una capa de aire frío se encuentra superpuesta a una capa de aire caliente, cuando lo normal es que sea el aire caliente el que está encima del aire frío. La diferencia de densidad relativa entre las dos capas de aire produce entonces la curvaturas de los rayos de luz y, en consecuencia, el espejismo. Un objeto se ve entonces en un lugar donde no está o con una forma modificada. Con mucha frecuencia, la inversión hace aparecer al objeto bajo una forma alargada, como los espejos deformantes de los parques de diversiones. Resulta, pues, perfectamente admisible, que un animal absolutamente vulgar y conocido, como un unicornio, por ejemplo, pueda presentarse al explorador bajo una forma increíble y alargada, dando así origen a la leyenda de la jirafa.
  2. La explicación por la sed: El espejismo que ha dado origen a la leyenda de la jirafa puede haber tenido, también, un origen psicológico. Perdido en el desierto, sediento, el explorador, en estado de inconsciencia, puede haber soñado que tenía un cuello extremadamente largo que le permitiría alcanzar el oasis más cercano. ¿Qué más lógico, entonces, que imaginarse un animal imposible, que justamente tiene el cuello de una longitud increíble?
  3. La explicación psicoanalítica: Un eminente psicoanalista alemán, el profesor Hegebur, en su obra Prolegómenos a la introducción de una investigación para el conocimiento de la jirafa, demuestra muy acertadamente que el largo del cuello de la jirafa no es otra cosa que un símbolo fálico. Esta es también una explicación plausible del mito de la jirafa. Es sabido que de este mismo modo se ha refutado la ingenua superstición de algunas tribus salvajes, según la cual el extracto del hongo Penicillium notatum ejercería una acción curativa sobre las enfermedades. Este hongo es, evidentemente, otro símbolo fálico. La existencia de un producto extraído del Penicillium notatum, llamado penicilina y al que se atribuye virtudes curativas maravillosas, es, lógicamente, simple superstición.
Vemos pues, que el mito de la jirafa puede explicarse perfectamente mediante argumentos ópticos, fisiológicos o psicoanalíticos. El método científico moderno no tendrá dificultades en desmentir, asimismo, otras afirmaciones consideradas excéntricas, del tipo de las de Charles Fort.
Es sabido que no pueden existir hechos que no hayan sido descriptos en las numerosas y excelentes obras de Marcelo Boll (Larousse, editor). Todo hecho no descripto en tales obras (apariciones en el cielo, señales misteriosas recibidas por radio desde los espacios interestelares, caída de piedras del cielo) debe considerarse como una ilusión o una alucinación colectiva.
Para terminar señalaremos un hecho curioso que demuestra hasta qué punto la sabiduría popular coincide con el método científico. Un granjero norteamericano, al que se le enseñó un dibujo que representaba a la supuesta jirafa, exclamó: "¡No existe un animal como éste!" ¿No resulta maravilloso comprobar hasta qué punto el buen sentido común de la gente coincide así con el rigor científico moderno?
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NOTA: Acabamos de enterarnos de que la jirafa existe, lisa y llanamente, y que hay ejemplares en todos los jardines zoológicos. Pero esto no modifica en nada nuestro razonamiento.

JACQUES BERGIER
(1912-1978)

9 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Esto serìa como el "mètodo del aveztruz", pero llevado a la ciencia.

Ahora se lo aplican a los ovnis.

(gracias por el dato del "voynich". Fragapane, ya lo està descifrando.)

Que làstima, puse un comentario en el post anterior, que me dio oportunidad de hablar mal de la tele y el cine, y justo cambiaste!!


Saludos

ElFlaco dijo...

No voy a comentar este posteo por que este posteo no existe !!!

Viejex dijo...

Ay, UnSer! Casi le creo toda esta chorrada, pero al leerlo detenidamente, fijese la gaffè que comete: el la explicación Optica cita un fenómeno bien conocido por los meteorólogos

Como van a existir los meteorólogos, si unas líneas más arriba usted demuestra ¡la inexistencia de los mismísimos meteoros!!

¿A papá mono con bananas verdes?...¡vamos!

¡Dios mio! ¡hay que leer cada cosa!

licha dijo...

noto cierta similitud con mi madre...

unServidor dijo...

Gaucho: Fue justamente preparando esta entrada que saltó lo que te mandé de Voynich, pues Bergier -que era ruso- tenía su propia teoría al respecto: la publicó en su obra "Los libros condenados" (título al que hace referencia sarcásticamente en este post) donde explica que aquel manuscrito estaba en clave porque sus conocimientos podían destruirnos (plena era atómica y guerra fría cuando escribe Bergier, quien a su vez nació el mismo año en que W. Voynich recibió aquel documento). Andá a saber lo que diría hoy del colisionador de hadrones...
:)

Leni: Es transcripción mía, copiada del libro "El humor más serio del mundo" (autores varios, 1971, Rodolfo Alonso Editor).
"El retorno de los brujos" anticipa mucha literatura pseudocientífica (Von Däniken, etc) y aún da vueltas porque vendió dos millones de ejemplares entre el vulgo. Luego sería interesante conseguir su refutación -mucho menos vendida- publicada por la Unión Racionalista francesa bajo el nombre de "El fracaso de los brujos" (de Yves Galifret).
Como ves, siempre "selecciono" de cada uno lo que me es afín, pero no pego ningún póster en mi cuarto.
;)

Flaco:
"No esistí, loco, no esistí"...
XD

Viejex: No me confunda, yo vi que en mi videoclub tienen Meteoro...
:P

Licha: Bergier fue espía de la resistencia francesa durante la 2ª guerra mundial, y siendo un reconocido ingeniero químico nuclear (logró la 1ª síntesis de un elemento radioactivo natural), devino en alquimista (aseguraba haber logrado la transmutación de sodio en berilio). "Sabio despistado" según fama, en una aventura de Tintín lo muestran contactado con extraterrestres.
¿Tu madre es así?
XD

Zoqueta dijo...

Jajajaja tenía pensado un comentario y cuando leí el de "ElFlaco" se me fue en un ataque de risa.
Me hiciste acordar tanto a pensamiento científico del CBC..
Y por las dudas voy a ir al zoo de nuevo a ver si me topo con ese animal que no existe :P

ENSU dijo...

La jirafa es un animal todo forrado de cuero africano pero que tiene la lengua violeta y come bolsas de nylon.
Pero en África el nylon no existe, así que la jirafa no existe.
Además, no puede reproducirse porque no se conocen los jirafos. Y mucho menos en la sabana del Kilimandjaro.
Porque se los llevaron los OVNIS, los meteorólogos, los zoológicos y los topos Gigios. Que tampoco existen.

Fla-q dijo...

Ja! me encantó.

Pero,seamos realistas, cualquier aseveración emanada de un "fort" suena estúpida, Unservi.

unServidor dijo...

Zoquett: Aseguresé de tocarla, no vaya a ser cosa que fuera un holograma.
:P

Ensu: ¡Ah, no! Yo le venía creyendo todo, pero cuando llegué a que los topos Gigios no existen... ¡tengo que oponerme a semejante herejía!
;)

Licha: Lo sospeché desde un principio.
XD

Fla-q: Bueno sí, pero está empapado en el mundo de los animales...
;P