Google

lunes, 11 de octubre de 2010

A contratiempo

Carabelas de Colón, todavía estáis a tiempo:
Antes que el día os coja, virad en redondo presto.
Presto.

Tirad de escotas y velas, pegadle al timón un vuelco,
y de cara a la mañana desandad el derrotero.
Atrás, a contratiempo.

Mirad que ya os lo aviso, mirad que os lo prevengo:
que vais a dar con un mundo que se llama el Mundo Nuevo.
Nuevo.

Que va a hacer redondo el mundo, como manda Ptolomeo,
para que siga girando desde lo mismo a lo mesmo.
Atrás, a contratiempo.

Por delante de la costa cuelga un muro de silencio.
Si lo rompéis, chocaréis con terremotos de hierro.
Hierro.

Agua irisada de grasas y rompeolas de huesos,
de fruta, de cabecitas veréis los árboles llenos.
Atrás, a contratiempo.

¡A orza, a orza, palomas! Huid a vela y a remo.
El mundo que vais a hacer, más os valiera no verlo.
Verlo.

Hay montes de cartón-piedra, ríos calientes de sebo,
arañas de veinte codos, sierpes que vomitan fuego.
Atrás, a contratiempo.

Llueve azufre y llueve tinta sobre selvas de cemento,
chillan colgadas en jaulas crías de monos sin pelo.
Pelo.

Los indios pata-de-goma, acorazados de acero,
por caminos de betún ruedan rápidos y serios.
Atrás, a contratiempo.

Por las calles trepidantes ruge el león del desierto.
Por bóvedas de luz blanca revuelan pájaros ciegos.
Ciegos.

Hay un plátano gigante en medio del cementerio
que echa por hojas papeles marcados de cifra y sello.
Atrás, a contratiempo.

Sobre pirámides rotas alzan altares de hielo
y adoran a un dios de plomo con dientes de oro negros.
Negros.

Con sacrificios humanos aplacan al Dios del Miedo,
corazoncitos azules sacan vivos de los pechos.
Atrás, a contratiempo.

Trazan a tiros los barrios, a escuadra parten los pueblos.
Se juntan para estar solos, se mueven para estar quietos.
Quietos.

Al avanzar a la Muerte, allí lo llaman Progreso.
Por túneles y cañones sopla enloquecido el Tiempo.
Atrás, a contratiempo.

Por eso, carabelitas, oíd -si podéis- consejo:
No hagáis historia, que sólo lo que está escrito está hecho.
Hecho.

Con rumbo al sol que os nace, id el mapa recogiendo,
por el Mar de los Sargazos tornad a Palos, el puerto.
Atrás, a contratiempo.

Monjitas arrepentidas, entrad en el astillero.
Os desguacen armadores, os coman salitre y muergos.
Muergos.

Dormid de velas caídas al son de los salineros
y un día de peregrinas, id a la sierra subiendo.
Atrás, a contratiempo.

Volved en Sierra de Gata a crecer pinos y abetos,
criar hojas y resina, y hacerle burla a los vientos.
Vientos.

Allí el aire huele a vida, se siente rodar el cielo,
y en las noches de verano cantan grillos y jilgueros.
Atrás, a contratiempo.

Agustín García Calvo

2 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Buen poema.

Vi las rèplicas, de las naves en España, y debo decir algo "politicamente incorrecto":

Para meterse ahì adentro, y largarse a la mar, habìa que tener DOS pares de huevos.

O ser loco.

Un abrazo.

Guty dijo...

Ojalá lo hubiesen escrito antes de 1492 :)