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lunes, 18 de octubre de 2010

Ya nadie recuerda a Frederic Chopin...

El título corresponde a una excelente obra teatral de Roberto Cossa que transcurre en la Buenos Aires de 1946, para cuando se acerca otro aniversario de la muerte del músico. Este 2010 se habló de Chopin el 1º de marzo, al cumplirse el bicentenario de su nacimiento, pero nuevamente fue olvidado en la fecha de su muerte: el 17 de octubre... En Argentina, Día de la Lealtad. Y de la madre, en esta ocasión.
Leal a su madre patria, este pianista polaco ya componía polonesas a la edad de siete años. Así también improvisaba y daba conciertos a los ocho. A los catorce conoció el folklore de su nación de la mano de los propios campesinos. A los diecinueve deslumbró en la exigente Viena. Tenía veinte cuando dio su primer concierto solista en Varsovia, mientras comenzaban revueltas populares, con cuyas ideas comulgó.
El levantamiento polaco contra la dominación del Zar no era bien visto en la Europa monárquica, y esto no favoreció al músico en Austria, que triunfaría sin embargo en París. Allí estaba cuando supo que los rusos aplastaron brutalmente la rebelión en Varsovia. Profundamente afectado, decidió que no renovaría su pasaporte en una embajada rusa. Mientras subsistía dando clases de piano entre aristócratas cultos, colaboraba con los patriotas que llegaban al exilio. Pronto Chopin tendría prohibido el regreso a su patria.
Varios de sus alumnos no eran de la nobleza, y varios de sus pocos conciertos públicos fueron a beneficio. Asombrado siempre de su propia repercusión, fue pareja de la baronesa de Dudevant, más conocida como George Sand, y amigo de Liszt, Berlioz, Mendelssohn, Víctor Hugo y Delacroix, además de serlo de antiguos compatriotas que lograban sacarlo de su estado taciturno. Su frágil salud lo fue llevando a la muerte ya como un artista consagrado en Europa. Tenía treinta y nueve años. Y entre sus pertenencias, una copa guardando tierra polaca.

"Fantasie" Impromptu, Op. 66 de Chopin, interpretado en 2001 por Li Yundi, con 19 años.

Aunque sea universal, todo arte tiene una patria.
Pero aunque tenga una patria, el arte es universal.

5 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

yo tocaba uno de sus nocturnos.....en la guitarra! Hermoso.

Peo hubiera querido tocar piano, por el "Sueño de amor", de su amigo Liszt.

Un abrazo.

Zippo dijo...

El año que viene le toca a la zippita ejecutar todo de Chopin. Voy a darme enormes gustadas de este sensible artista.

OPin dijo...

Un muy buen recuerdo alternativo.
Un abrazo

ENSU dijo...

A mí me encanta Carlitos Chopin.

Rapote dijo...

Así son las cosas amigazo...

Los 17/10 se escucha más a del Carril que a Chopin...

¡Salud!
;) Rapote