Juana Azurduy nació hace 230 años en la actual Bolivia, cuando Tupac Katari sitiaba La Paz (entonces Chuquiago) junto a su esposa la comandante Bartolina Sisa, en sintonía con el levantamiento de Tupac Amaru II. Todos ellos serían vencidos, torturados, asesinados y descuartizados al año siguiente. Pero algunos de los infantes que combatieron a este movimiento independentista de los pueblos aborígenes, años después participarían en las nuevas gestas libertadoras al lado de los nativos. Uno de ellos sería para entonces el marido de Juana, Manuel Padilla, cuyo final fue como el de aquellos caudillos: con su cabeza en la punta de una pica.
Educada en un convento del que sería echada, dominaba tres idiomas: español, quichua y aymará. De sangre mestiza, lectora de Sor Juana y de autores revolucionarios, se casó con su amigo Manuel, quien luego participó en Chuquisaca de la revolución del 25 de mayo de 1809. Desde entonces, todo sería pelear. Manuel ponía en práctica junto a Güemes la guerra de guerrillas, y Juana se preparaba para participar ella también. En 1813 su figura empieza a crecer en la toma de Potosí, y desde entonces los indios la identificarán con la Pachamama, y otras mujeres se sumarán a su hueste de amazonas.
Nuestra historia es extraña. Tras las famosas derrotas de Vilcapugio y Ayohuma acompañando a Belgrano, vendrán sus olvidadas victorias de Tarvita y Pomabamba en 1814. Sus cuatro hijos morirán también ese año. Pero Juana sigue combatiendo, aún embarazada de su quinta hija. En 1816 en El Villar arrebatará ella misma la bandera al enemigo en combate, pero también ese año será asesinado Padilla. Juana jura continuar la lucha de su marido, y lo hará ascendida a Teniente Coronel a instancias de quien además le regalara su espada: el General Belgrano.
Juana Azurduy une su lucha a la de Güemes, no sin antes recuperar ella misma con su indios la cabeza de su marido, que el enemigo exhibía para escarnio. Pero los malos tiempos nunca se acaban: Buenos Aires se mira el ombligo y no envía todos los refuerzos que San Martín y Belgrano pedían para el Norte. San Martín debe movilizarse por el otro lado de la cordillera para poder vencer, y de éste lado quedan una centena de caudillos defendiendo con su paisanada la Patria: casi todos esos líderes serán vencidos, en las armas y en la memoria, y entre ellos muere Güemes. Juana se hunde en la depresión.
Nuestra historia es extraña. Tras las famosas derrotas de Vilcapugio y Ayohuma acompañando a Belgrano, vendrán sus olvidadas victorias de Tarvita y Pomabamba en 1814. Sus cuatro hijos morirán también ese año. Pero Juana sigue combatiendo, aún embarazada de su quinta hija. En 1816 en El Villar arrebatará ella misma la bandera al enemigo en combate, pero también ese año será asesinado Padilla. Juana jura continuar la lucha de su marido, y lo hará ascendida a Teniente Coronel a instancias de quien además le regalara su espada: el General Belgrano.
Juana Azurduy une su lucha a la de Güemes, no sin antes recuperar ella misma con su indios la cabeza de su marido, que el enemigo exhibía para escarnio. Pero los malos tiempos nunca se acaban: Buenos Aires se mira el ombligo y no envía todos los refuerzos que San Martín y Belgrano pedían para el Norte. San Martín debe movilizarse por el otro lado de la cordillera para poder vencer, y de éste lado quedan una centena de caudillos defendiendo con su paisanada la Patria: casi todos esos líderes serán vencidos, en las armas y en la memoria, y entre ellos muere Güemes. Juana se hunde en la depresión.
Los años han pasado. Juana Azurduy ya no tiene ni siquiera para regresar a su hogar. El gobierno recién en 1825 le da una mano: 4 mulas y 5 pesos. Parece una burla. Así vuelve a su casa, y allí la visitará un día Bolívar, su admirador, quien le dice que el nuevo país independizado de España y de Buenos Aires no debería llamarse como él sino con el apellido Padilla. Juana Azurduy Padilla recibirá una pensión de Sucre, pero el gobierno siguiente se la quitará, ya atento a los "recortes de gastos" que se harán costumbre en las gestiones americanas. En la pobreza, Juana morirá con 82 años, un 25 de mayo.
Sus restos serán arrojados a una fosa común.
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(En 1971 en la película "Güemes, la tierra en armas" el papel de Juana
es interpretado por Mercedes Sosa, fallecida el año pasado y nacida en
el Norte -como nuestra independencia- un 9 de julio en Tucumán).
es interpretado por Mercedes Sosa, fallecida el año pasado y nacida en
el Norte -como nuestra independencia- un 9 de julio en Tucumán).
9 comentarios:
Que mal, le pagò la "Gesta de Mayo", a algunos de sus màs importantes y esforzados actores.
Que injustos, fueron aquellos hombres, muchas veces.
Saludos
al menos existen UnosServidores q siguen difundiendo su lucha!!y mantienen viva la memoria!
GRACIAS!
Me hiciste acordar a un sketch de Casero, musicalizado por el indio Epumer y Javier Malosetti, en el que se toma un "shampan", va a buscar a Juana Azurduy y se encuentra con Mercedes Sosa :)
Muy interesante la historia que relatás, para variar, en la escuela nunca hablamos de ella.
Gracias por compartir.
Juana es mi heroína predilecta, cuya gesta opaca a la "otra Juana", la de Arco, mucho más reconocida por la historia universal.
Te digo más: he estado pensando seriamente en plasmarla en un cuadro.Lo estoy masticando.
Es llamativo que el propio Bolívar la enalteciera, cuando ella era una ignorada en su propia Patria.Hasta el día de hoy, ninguna calle de Mendoza lleva su nombre, para vergüenza ajena y propia.
Comentario suprimido: No estaba mal lo que decías che, qué pena.
Gaucho: Y tenemos dos 25 de mayo: uno en 1809 en Chuquisaca, y otro al año siguiente en Buenos Aires... también con sus diferencias, tal como las habidas en cada uno entre sus "hombres en pugna".
Licha: Gracias. Nunca será suficiente. Fueron tantos. Tantos...
Nick: La vida de ella no es para papel secundario, te digo. Está llena de elementos que en la síntesis uno saca, pero daría perfectamente para largometraje.
Zippo: ¿En serio no hay ni una calle para la heroína andina? Qué mal. San Martín no hubiera podido mucho más si paralelamente a su campaña no estaban allá arriba Güemes y Juana conteniendo a los realistas. De hecho, tras perder esa fuerza viene Guayaquil (si qué esperar de Buenos Aires), la independencia boliviana, su ruta.
Si me ponía una vincha mi amá me cantaba Juana Azurduy.
muy bueno, unSer
muy bueno
besos y abrazos
Gracias.
Unos links:
Juana por Pacho O'Donnell.
Juana y Mercedes, nota en diario Perfil.
Y otras notas varias sobre ella.
Por último, en estos días sigue en cartel la obra Santa Juana de América en el Teatro Regio de Buenos Aires.
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