Google

sábado, 11 de agosto de 2007

¡...Se va la seguunda...!

Y para eso, antes debió venir a quedarse. Si es por el contador de visitas, que me consta arrancó en 000001, empezamos bien. Y si no, escribía contra el rating y listo.
Agradezco las críticas recibidas, justo para notar que me estoy quedando sin tilo. La idea del sitio –insistiré, para seguir viviendo- es hacer espacio en casa e ir vaciando de a poco, por un lado, sin culpa la Bandeja de Entrada, y por otro, las cajas donde junto recortes que insisten en seducir ácaros. Debe tomarse este blog entonces como un boletín barrial, un programa pirata de radio, un panfleto que entrego en el subte (bajando antes de pasar con la gorra), un collage de cocteles, el carro de un miope cartonero exitoso, un videoclip de caprichos salteados, un catálogo de subjetividades, un cambalache de aquí, de allá y de mi abuela también... Una despensa que tiene de todo un poco como en botica, y pese al sabor dudoso, algo de alimento dico en poteínas. O al menos eso dice la patrona.
.
En fin: cambiemos de tema. Al parasaurolofo el aire le entraba por la nariz, le subía por el cuerno, volvía a bajar, e iba a los pulmones (avisé que cambiaría de tema). A un paleontólogo se le ocurrió soplar y vio que emitía un sonido particular. Resulta entonces el único dinosaurio del que podemos saber, si bien no sus arreglos musicales, qué notas podía emitir y con qué "color" (o sea, tan sólo dos notas tocan los timbales, pero la forma en que lo tocaba su inventor se desconoce). Hoy podemos oir, 80 millones de años después, a un auténtico dinosaurio que olvidó su repertorio pero dejó su arcaico instrumento de viento.

Doble-click en el siguiente "Play" para oir al parasaurolofo:

.
.

No hay comentarios.: