Hablando con el boyero,
decía un tero-tero:
"Hacer un nido de hornero,
no sé... No se puede".
Sacándose los zapatos,
decía un maragato:
"Ya aguanté mucho rato,
no sé... No se puede".
Tenía sólo una cebolla
para 'parar la olla'
y dijo mi mama: "Yo ya
no sé... No se puede".
La plata no vale nada,
hay que pedirla prestada...
Si tenerla guardada
no sé... No se puede.
Se llevaba preso al Tito
un milico petisito,
y le decía "Ese delito
no sé... No se puede".
Poniéndose colorada
y bajando la mirada,
ella le dijo enojada:
"No sé... No se puede".
...y otra le dijo: “Gauchito
–hablándole despacito–
esperame otro ratito"...
-No sé... No se puede.
Porque el cura le pegaba,
un sacristán se tomaba
el vino mientras pensaba:
"No sé... No se puede".
"Me siento un negro distinto
tomando vino tinto"
dice un negro retinto,
y no sé... No se puede.
La otra tarde con mi yerno,
hablándome del gobierno,
me dijo: "Es un infierno..."
No sé... ¡No se puede!
ALFREDO ZITARROSA - 1969
1 comentario:
Les cuento que entré al blog y estuve casi 1 hora viéndolo, relajé de trabajar y me vino bárbaro.
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